miércoles, 18 de diciembre de 2013

En esta hora de tu ausencia…

Tus discípulos desconcertados y entristecidos,
Huyen temerosos, sin saber donde esconderse.
Han crucificado a su Maestro, como un maldito,
Ellos, que esperaban que fueses Rey de Israel,
De los judíos.

Todas sus expectativas y esperanzas,
Han muerto contigo.
Momentos difíciles,
Para los que creyeron en Ti, su Libertador.

El mundo se les vino encima,
La noche sin luna y el fracaso,
Envolvían de oscuridad, toda la casa.

¿Qué hacer ahora?
¿Adonde iremos?

Solo Él, tenía palabras de vida eterna,
Solo en Él, teníamos vida abundante,
Solo con Él, caminábamos seguros.

¡Oh Maestro!
¿Por qué nos has abandonado?

Por qué te has ido, sin hacer nada por Ti,
Tú, que resucitaste a tu amigo Lázaro,
Curaste al leproso, diste vista a los ciegos,
Echaste andar a los paralíticos...;

¡Oh Pedro, Pedro!, qué poco me habéis entendido,
Yo no he bajado por mí, bajé por vosotros,
Para abriros las puertas,
Del Reino de mi Padre celestial;

Para mostraros el Camino, que lleva a la Vida,
Para salvaros hasta de vosotros mismos,
Del pecado que os lleva a la muerte…

Manuela González Aguilera

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.