jueves, 12 de diciembre de 2013

Elogio a la Amistad

Encontré la Amistad,
La acogí y cuidé, como a un bebé.
Como un tesoro, la guardé.

Cada día, la miraba con Amor,
La trataba, con primor,
Rosa de Amor la llamé.

Con ella hablaba, días tras días,
Le contaba, mil historias,
Ella escuchaba en silencio,
Con paciencia, sonreía.

Paseaba con ella, a orillas del mar,
Sus huellas, iban marcando en la arena,
El ritmo, de nuestros pasos.

Un collar de rosas finas deslizaba,
El susurro de su melodía,
Acariciaba el alma.

El corazón, se abría,
Como el Libro de la Vida,
El tiempo se detenía,
Pasado, presente y futuro
En uno solo se fundía.

Entre Amor y miserias,
Fábulas y cuentos,
La Vida, acontecía.

Un día, como de costumbre,
Al salir a su encuentro,
La busqué, la llamé, más, no la hallé.

¿Qué ha pasado, con la amistad?
Pregunté al viento y al mar,
¿Acaso, se ha evaporado, como el agua de la sal?
Más de pronto, abrí los ojos, y descubrí...
Ha sido solo un sueño.

La amistad, seguía allí,
No se había mudado,
Cimentada, en Roca fuerte,
Crecía fuerte en el Amor.

Nuevamente a orillas de la playa,
Me acompaña la Amistad,
Dejando en la arena,
El surco de una sola huella.

La Amistad, tiene su raíz en el corazón,
La llevo dentro de mí,
Abrazándola, a cada paso.

La más sana, Amistad,
Está, tan cerca de ti...
Vive contigo mismo, dentro de tu corazón,
Para que tú, la puedas con Amor, regalar.

Manuela González Aguilera


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