lunes, 29 de diciembre de 2014

Reconozco mi pobreza

Amado Jesús, ante Ti,
reconozco mi pobreza y miserias.

Dile a mi alma que nada es suyo,
para que de una vez por toda se lo crea,
y no se afane por nada de este mundo.

No son mía las personas,
ni la familia, ni la casa donde vivo,
ni la Parroquia, ni las obras,
ni las cosas, ni “mi” tiempo.

Ni el aire que respiro, ni el agua que bebo,
ni el Sol que me calienta, ni la vida, ni la muerte,
todo es tuyo, solo Tú dispones de todo.

Amado Jesús, sella mis labios,
si no es para alabar tu Creación,
que camine y trabaje en silencio,
con la mirada puesta solo en Ti,
no quiero ser la “niña de los cuentos”.

No quiero construir, en arenas movedizas,
te pido, que seas Tú, la Roca de mi existencia,
los cimientos del hogar, sagrario del alma,
morada, para tu Cielo.

Amado Jesús, ruega al Padre,
por esta humilde pecadora,
para que camine cumpliendo su voluntad,
en cada uno de sus encargos,
con el testimonio y ejemplo de vida,
con coherencia, de palabra y obra,
para mi bien, bien de quienes me rodean
y alabanza y gloria de su Santo Nombre.

Por Jesucristo, Señor nuestro. Amén

Manuela González Aguilera

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