Niño Dios,
hiciste de mi corazón tu “Hogar”
de mi alma “Posada”
nada tengo que ofrecerte,
hasta la vida te pertenece.
Ama pues, dime que quieres,
si las manos para escribirte,
el corazón para Amarte,
los pies para caminar contigo, ya los tienes.
Dime Niño Dios,
qué de mi quieres,
no tengo que ofrecerte,
ni oro, ni incienso ni mirra,
ni vida, ni muerte...
solo el Amor, te merece.
Manuela González Aguilera
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.