Amor de Dios, que Vives y Reinas en el corazón de tus hijos.
Amor de Dios, despiertas en cada uno de nosotros, el deseo de buscar y degustar tú Dulce Amor, vivirlo y donarlo desde Ti al prójimo.
No hay en el mundo regalo más bello que el Amor de Dios, ni más saludable, ni más sabio.
El Amor de Dios es Vida, alegría, Paz; es armonía, saborear manjares del Cielo.
Amor de Dios, lleno estás de buenos sabores, como el mejor vino en las bodas de Canaán.
Amor de Dios, que esparces perfumes allí por dónde pasas.
Como la pecadora en casa del publicano, llenó de tu fragancia toda la estancia y le fueron perdonados sus muchos pecados.
Amor de Dios, Fuente de Salud, para quienes se encuentren contigo, devuelves la vista al ciego, hablar al mudo, limpiar al leproso y andar al paralítico.
Amor de Dios, que vives dentro de mí, que vienes de lo alto por el Bautismo del Espíritu Santo, derramado en cada partícula del ser humano, por Gracia de Dios.
Bendito sea el Don del Amor de Dios, gracias por quedarte entre nosotros en los Sacramentos, por continuar tu Obra Redentora en el mundo.
Manuela González Aguilera
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