domingo, 16 de agosto de 2015

¡Qué solo estás en el Sagrario!

¡Qué solo estás en el Sagrario, Jesús Amado!
Gracias a la fe, te haces Presencia real en cada alma.

¿Quién es el hombre para creer que todo un Dios-Amor,
le puede encerrar con llave, en espacio tan pequeño?

En el Sagrario, se guarda la reserva de tu Pan Vivo,
pero Tú estás dentro y estás fuera,
estás en el hermano más cercano,
en el aire que respiro,
en los latidos de mi corazón,
en la Luz del día,
en la oscuridad de la noche.

Estás en todas partes, y te mueves por doquier,
Eres Dios y eres Amor,
Eres Vida y Misericordia,
Eres Paz y felicidad...

A Ti vengo cada día,
pobre pecadora,
implorando perdón,
antes de pisar tu suelo Sagrado,
para hablar contigo,
para que me enseñes a escucharte,
rogarte por el mundo,
y hacer tu voluntad. Amén

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