Todos somos pobres pecadores,
unos como Caín,
mata a su hermano,
por celos, ignorancia o envidias...
También como Abel,
los hay que caminan,
agradando al Amor,
esos, están en el punto de mira,
antes o después,
se encuentra con su hermano.
Pero todos somos probados,
por el Dueño del oxígeno,
y como al santo Job,
cuánto se nos dio prestado,
también se nos quitó.
Para abrir los ojos de los ciegos,
los barrotes de las cárceles
que nos inventamos;
para que, libres y reales,
vivamos la vida,
como quien nada tiene,
nada espera y todo lo da,
en Aquel, que le sostiene.
unos como Caín,
mata a su hermano,
por celos, ignorancia o envidias...
También como Abel,
los hay que caminan,
agradando al Amor,
esos, están en el punto de mira,
antes o después,
se encuentra con su hermano.
Pero todos somos probados,
por el Dueño del oxígeno,
y como al santo Job,
cuánto se nos dio prestado,
también se nos quitó.
Para abrir los ojos de los ciegos,
los barrotes de las cárceles
que nos inventamos;
para que, libres y reales,
vivamos la vida,
como quien nada tiene,
nada espera y todo lo da,
en Aquel, que le sostiene.
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