jueves, 30 de julio de 2015

Mateo 11,25-30

En aquel tiempo, exclamó Jesús:-«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid ...a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Orando con la Palabra
Gracias Amado Maestro, por hablar al Padre de tus discípulos de ayer, hoy y siempre; porque tu Palabra está viva para los que creen y confían en Ti.
Gracias por tu invitación de ir a Ti, cuando estemos cansados y agobiados para encontrar en Ti nuestro descanso.
Gracias, por enseñarnos a aprender de Ti e invitarnos también, a no apartar de Ti, la mirada. Tu mirada tierna, llena de Amor y Misericordia, Mansedumbre y Humildad.
Maestro, dame un corazón semejante al tuyo, para que mi carga sea ligera y mi yugo llevadero, para servirte entre mis hermanos como es tu deseo. Amén

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