viernes, 31 de octubre de 2014

Tu gran Misericordia

Amado Jesús, leyendo, escuchando personas letradas, filósofos, profesores, sacerdotes, sicólogos… He tenido la sensación de no haber sido consciente en plenitud, de la gran Misericordia que has tenido conmigo, de tu Gracia, de tu Vida en mi vida, de los bienes recibidos.
 
Tengo tan escaso conocimiento, tan limitado mi saber, que apenas llego alcanzar el valor de lo otorgado.  Has hecho maravillas en mi vida, me has catequizado, enseñado, educado, iniciado… Me sacaste del pozo y del abismo, de la oscuridad y del sinsentido, me regalaste tu Cielo.
 
¿Cómo este cambio tan fuerte en mi?
No lo sé, solo sé que antes estaba “muerta” y ahora gozo la vida.
Antes me comía la tristeza y ahora la alegría vive en mí.
Antes me empleaba en contiendas y ahora vivo en tu Paz.
Antes, me escondía en falsa timidez y ahora soy yo con mis defectos y virtudes.
Antes no hablaba de Ti, ni tenía nada que hablar y ahora comparto tu Vida en mi vida, te doy a conocer a los más pequeños, comunico tu Evangelio.
 
Recuerdo una experiencia de fe que viví al principio de mi “despertar en tu Vida” en oración contigo escribí:  ¡Dios! Me has revelado el significado de tu Espejo. Para en Él, verte a ti misma y los ciegos verán; para no hablar tú, y los mudos hablaran, y romper tu sordera y los sordos oirán. “Me verás a Mi, hablaré Yo y escucharás mi Voz, Dios”.
 
Amado Jesús, que te siga viendo en la vida; y continúes hablando Tú con mi vida; escuche siempre tu Voz, para no perderme. Que de testimonio de Ti, coherente con la vida de fe que profeso, de pensamiento, palabra y obra.
 
Para Alabanza y Gloria de tu Santo Nombre, para el bien de quienes me rodean y bien de mi alma. Por los méritos de tu Pasión. Amén.
 
Manuela González Aguilera

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