miércoles, 12 de marzo de 2014

Ser hijos de Dios

365 días con San Agustín de Hipona. Lunes 10 de marzo. Ser hijos de Dios

“Levanta el corazón, raza humana, respira el aire de la vida y de la libertad... ¿Qué escuchas? ¿Qué se te promete? Les dio poder. ¿Qué poder? ¡Acaso aquel con él se hinchan los hombres…! … 

Les dio el poder, dice, de ser hijos de Dios…

Levanta, pues, tú esperanza, ¡oh hombre!; arroja la incredulidad de tu corazón. Por ti se ha realizado ya algo más que increíble que lo que se te ha prometido. ¿Te extrañas de que el hombre posea la vida eterna?... Extráñate, mas bien, de que Dios llegó hasta la muerte por ti. ¿Por qué dudas de la promesa habiendo recibido tal garantía? Considera, pues, cómo te afianza, cómo te robustece la promesa de Dios. A cuántos la recibieron, dice, les dio poder de ser hijos de Dios. ¿Mediante de qué nacimiento? No de la carne, ni de la sangre, ni de la voluntad de varón, sino que ha nacido de Dios. ¿Te causa extrañeza? ¿No lo crees? La Palabra se hace carne y habitó entre nosotros… Así, con el sacrificio vespertino, se da muerte a la vida vieja y al amanecer surge la nueva”. (Sem. 342, 5)


Reflexión personal

Querido San Agustín, como siempre, tus escritos no dejan indiferente a nadie, tus inquietudes e interrogantes lleva a la reflexión personal ante el Misterio de Dios. 
La fuerza de tu afirmación y confianza impulsa a la esperanza a la que estamos llamados a vivir; una vida nueva y eterna que comienza aquí y ahora, viviendo desde el nacimiento nuevo como hijos de Dios, mediante el Sacramento del Bautismo, sepultados en la muerte de Cristo, renaciendo a una vida nueva “por la Resurrección con Él”.

Manuela González Aguilera

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