¡Oh Señor”
No alcanzo a comprender,
ni agradecer, tus dones.
Me entretengo en el camino,
con pasatiempos y fuegos artificiales.
Mientras en tu morada Santa,
Paciente y amorosamente aguardas,
como el centinela la aurora.
Sin reproche alguno
acoges el alma con delicada ternura,
cada vez que ella,
te busca con amor,
y arrepentimiento,
de haber perdido el tiempo,
en cosas vanas.
Manuela González Aguilera
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