¡Señor del alma mía!
Benignamente compasivo,
Benignamente bueno,
Benignamente paciente.
A quien has mirado desde tu Amor,
sin méritos...
esposa infiel “tras sus amantes”,
diosecillos falsos,
regalando tiempo entre banalidades.
A esta alma insana,
la has enamorado,
entre idas y venidas,
en búsqueda del Amor,
Con el que la has “tocado”.
Alimentándola como a bebé,
de leche materna, confiada,
en el pecho de su Madre Amada.
Manuela González Aguilera
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