Te busqué, sin saber,
toda la vida,
siempre escuché hablar de Ti,
más como alguien lejano y castigador,
aunque a veces dieses premios.
Te busqué, sin saber...
temerosa de tu gran “Ojo”
al final hui de Ti, sin conocerte.
Gasté la herencia de años lozanos,
con “cerdos” comía...
como puerco,
me retozaba en el barro.
Me acordé de Tú existencia,
me puse en camino hacia Ti,
miraste mi alma lacerada,
y corriste a mi encuentro.
Sin saber, tropecé contigo,
me besó,
Tú divina Misericordia,
dentro del corazón,
me diste nueva vida.
Manuela González Aguilera
toda la vida,
siempre escuché hablar de Ti,
más como alguien lejano y castigador,
aunque a veces dieses premios.
Te busqué, sin saber...
temerosa de tu gran “Ojo”
al final hui de Ti, sin conocerte.
Gasté la herencia de años lozanos,
con “cerdos” comía...
como puerco,
me retozaba en el barro.
Me acordé de Tú existencia,
me puse en camino hacia Ti,
miraste mi alma lacerada,
y corriste a mi encuentro.
Sin saber, tropecé contigo,
me besó,
Tú divina Misericordia,
dentro del corazón,
me diste nueva vida.
Manuela González Aguilera
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