¿Qué tiene
más valor para el mundo, la vida de la persona o el dinero?
La vida no
tiene precio.
Ni la paz del corazón y la conciencia, tampoco.
Vivir la
vida con respeto y respetando, es más valioso que vivir sin dignidad, a causa
de nuestro egoísmo y avaricia.
No tiene
precio, vivir en armonía “cara a cara” con Jesús, las personas y el medio que
nos rodea.
Porque los
bienes que nos da el Señor, son más valiosos que todos los tesoros de la tierra.
No tienen
precio, ni se pueden comprar, son otorgados por puro Don, a las almas que
buscan de corazón a Jesús y se encuentran con Él, en la encrucijada de la vida.
Jesús es
el Señor, ante Él toda rodilla se dobla. Es Rey de Reyes.
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