Mi alma no sabía que tenía alas,
El mundo las recortaba para no volar,
Más un día se hizo el milagro,
Me otorgaron alas nuevas,
Que nadie podría cortar.
Comenzó a volar mi alma,
Por encima de la tierra,
Mucha pena divisó,
Muchos durmientes andantes,
Mucha oscuridad.
Porqué a mí,
Se me ha dado estas alas,
Porque no todos,
Las pueden degustar,
Porqué soy libertad y vuelo.
Escucha tu voz alma mía,
Antes, eras prisionera,
Cuarenta años cautiva.
Cada alma tiene su ritmo,
Todas están llamadas a volar.
Unas guardan todo para sí,
Otras todo lo dan,
Esas alzan el vuelo antes,
De aprender andar.
Manuela González Aguilera
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