miércoles, 17 de enero de 2018

Nada después de la muerte

No existe nada después de la muerte me dicen,
esta es la vida que hay que vivir.

De la antigüedad se ha formado las religiones,
las primicias de la fe, casi todas parten de lo mismo.

Señor, Señor, que pena me da escuchar todo esto.
Creo en Ti, a pesar de que me hablen de otras verdades.

Para mí sólo Tú eres mi Verdad, no reconozco otra, ni quiero.
Sólo Tú me has despertado a la Vida. A Tí debo gratitud eterna.

Sólo a Ti, Jesús de Nazaret, el Mesías que había de venir,
el Hijo predilecto de Dios, el más Amado,
a Tí y sólo a Ti, mi alma busca, desea y ansía tu gozosa visita.

Señor, que no me falte tu Amor y tu Paz, tu alegría y Misericordia,
que no me falte tu Divina Presencia en mi pobre vida.

No te olvides de mi Jesús, envuelveme en tu Vida,
hazme ciudadana de tu Reino.

Por los méritos de tu Santa Cruz, no te olvides de mí, Jesús.

Manuela González Aguilera

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