Has nacido, Niño Dios,
En dos corazones llenos de odios,
Agraciándolos con tu Amor.
En dos corazones heridos,
Dándoles tu Bendición.
Sí, has nacido, Niño Dios,
En dos corazones, llenos de rencor,
Otorgándoles tu Gracia y tu Perdón.
En dos corazones en guerras,
Otorgándoles tu Paz.
Sí, has nacido, Niño Amor,
En dos corazones atormentados,
Concediéndoles tu Salvación.
Has nacido, en un “pesebre” pobre,
Lleno de “mal olor”.
Tú, no bajaste para condenarnos,
Sino para Salvarnos de nosotros mismos y del mundo.
No bajas al corazón humano,
Para esclavizarlo, sino para darles Libertad.
Hoy, continúas bajando a nuestra pobreza...
Para enriquecernos con tus Bienes,
y con los valores de tu Reino.
Manuela González Aguilera
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