lunes, 11 de marzo de 2013

La oración (Mt 6, 5-8)

"Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de plazas para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su recompensa. Tú cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te premiará. Y al orar, no os perdáis en palabras como hacen los paganos, creyendo que Dios los va a escuchar por hablar mucho. No seáis como ellos, pues ya sabe vuestro Padre lo que necesitáis antes de que vosotros se lo pidáis..."
 
Meditando la Palabra
Los discípulos llamaban Maestro a Jesús, porque efectivamente lo es, Él es el Maestro, por excelencia. Maestro de ellos y de nosotros, porque continúa enseñándonos a través del Evangelio.
En este texto de Mateo, como si se tratara de una catequesis, Jesús nos enseña la manera de orar con Dios, cómo hemos de llamarlo, y como hablar con Él. Invitándonos a retirarnos a nuestra habitación  (nuestro corazón) y allí, hablarle a Dios Padre, con confianza y cercanía, sabiendo, que antes de pedirle algo, ya sabe Él, lo que necesitamos.
 
Manuela González Aguilera
 

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