El Amor cristiano
El Amor cristiano (1ª Carta a los Corintios 13, 1-8)
Aunque hablara las
lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana
que suena o címbalo que retiñe. Y aunque tuviera el don de hablar en nombre de
Dios y conociera todos los misterios y toda la ciencia; y aunque mi fe fuese
tan grande como para trasladar montañas, si no tengo amor, nada soy. Y aunque
repartiera todos mis bienes a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si
no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente y bondadoso; no
tiene envidia, ni orgullo, ni jactancia. No es grosero, ni egoísta; no se
irrita ni lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que
encuentra su alegría es la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo
espera, todo lo aguanta.
Meditamos la Palabra.
Esta lectura tan hermosa, es un bello canto al amor, pero no al
amor humano cargado de egoísmos, intereses materiales o personales...
El amor del que aquí habla Pablo, es del amor cristiano dirigido
a Dios y desde Dios al hombre, nuestro hermano, y que ha sido derramado por el
Espíritu Santo en nuestros corazones. Es un amor sin límites, semejante al de
Jesús, que entregó su vida por amor a todos nosotros. Si leemos detenidamente
los versículos uno a uno, descubrimos el amor cristiano, como el valor más
grande que puede tener una persona.
Manuela González Aguilera
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