miércoles, 30 de mayo de 2012

Hablo de Dios


Manifiesto que mi corazón,
Está lleno de experiencias de Dios. 
Reconozco que Dios,
Ha hecho en mí maravillas.

Hablo de Dios,
Porque ha querido concederme esa Gracia
Sin mérito alguno.

Hablo de Dios,
Porque  vivo, con Él y en Él,
En su Corazón.

Hablo de Dios,
Porque Dios Vive conmigo y en mí,
En mi corazón.

Hablo de Dios,
Porque me lleno, cada día de Dios.

Hablo de Dios,
Porque la oración, es la puerta de entrada,
Para el encuentro y el diálogo con Él.

Hablo de Dios,
Sencillamente, porque  Él quiere,
Me habló primero, y le escuché... 

Manuela González Aguilera

jueves, 17 de mayo de 2012

María, en Catequesis. Primera Catequista

•Rezamos el Ave María
•Leemos Magníficat: (Lc 1, 46-56)

Reflexión sobre María, en Catequesis
Reflexionando la manera de hablar de ti a los niños en Catequesis, descubro, que estás Humildemente Presente, a la sombra de Jesús, siendo Él, el centro de la misma. Desde el Despertar religioso de los niños, con el saludo del Ángel (Lc 1, 28) y el de Isabel (Lc 1, 42), en la oración del Ave María.

La celebración de Tú Inmaculada Concepción, dentro de Adviento, mostrándonos el camino hacia el encuentro con Jesús, recordando el Misterio. Tú no nos dejas solos, sigues acompañando nuestras Catequesis, eres Maestra peregrina en la fe. Nos muestras el camino del servicio, saliendo a toda prisa (Lc 1, 39-40) a casa de Zacarías, al encuentro de Isabel, en actitud de humildad, enseñándonos siempre con tu ejemplo.

En estado de buena esperanza y en avanzado tiempo de gestación, por decreto del emperador Augusto, de nuevo te pones en camino, esta vez, hacia Belén, la ciudad de David, acompañando a tu esposo José. Lugar donde aconteció la alegría más grande para toda la Humanidad, el Don de Dios, envuelto entre pañales. (Lc. 2, 1-7)

Otro viaje inesperado, no con pocas dificultades se os presenta a la Sagrada Familia, la huida a Egipto (Mt, 2, 13), para salvar a vuestro Hijo de una muerte segura, convirtiéndoos en emigrantes como tantas personas de ayer y de hoy, que por causas diferentes se ven obligados a abandonar su tierra y su familia.

Más tarde, como buenos cumplidores de la Ley de Moisés, pasado el tiempo de purificación, llevasteis al Niño a Jerusalén, para presentarlo al Señor, donde viviste otra gran experiencia de fe. Experiencia que guardaste en tu corazón, ya que no alcanzabas a entender que era todo aquello que el anciano Simeón y Ana, la profetiza, hablaban del Niño y de ti. (Lc 2, 25-39).

Como Maestra peregrina en la fe, nos cuentas a través de Lucas (Lc 2, 41), como cada año, solías ir a Jerusalén, a celebrar la fiesta de Pascua, esta vez te acompaña Jesús, a celebrar su primera Pascua. Ya de vuelta, hechas en falta la presencia de tu Hijo. Tú y José lo buscabais angustiados y lo encontrasteis a los tres días en el Templo de Jerusalén, escuchando y hablando con los Maestros. Las palabras de tu Hijo hacia ti, te sorprenden.  Palabras que podemos leer en (Lucas 2, 48-49).

María, de nuevo has de guardar en tu corazón todas estas cosas, que no llegas a entender del todo, como si te estuvieran preparando el Camino de la Cruz, con tu Hijo. Como madre que ama a su Hijo y quiere lo mejor para Él, ve con tus ojos, que no es un joven como los demás, sus expectativas son muy altas. No habla de formar un hogar, si no que amplia su familia, a la familia de Dios, según nos relatas en (Marcos 3, 31-35).

Llegado el momento de la Pasión y crucifixión, allí estuviste de pie, acompañando a Jesús, rota de dolor, pero de pie, al lado de tu querido Hijo en la Cruz. (Juan 19, 25-27).  Los Evangelios, no relata tu experiencia con Jesús Resucitado ¿también la guardaste en tu corazón María? Lo cierto es, que pasado un tiempo, llegada la fiesta de la recogida de la cosecha y la siembra del trigo (Fiesta de Pentecostés Hch 2,1-4).

Os reunisteis en el Cenáculo, para orar todos juntos, recibiendo de lo Alto, la promesa hecha por Jesús a los Apóstoles: El Espíritu Santo, fuego de Amor Divino, fortaleciendo la Iglesia naciente, para llevar por toda la tierra el Mensaje de Salvación.

María, meditando este recorrido contigo, soy más consciente, que tu Presencia en Catequesis es una continua compañía, apenas percibida. Tú, nos llevas de la mano a Jesús y Él, nos entrega en Ti, a una Madre, su Madre y Madre nuestra, como al discípulo amado. (Juan 19, 25-27).

También nos dejas un gran mensaje en, en las bodas de Caná de Galilea, según el Evangelio de (Juan 2, 1-5). Con estas sencillas palabras:  Haced lo que Él os diga;

María, eres modelo de Catequista, para los Catequistas de todos los tiempos: Humildemente presente, sin protagonismo, sirviendo con sencillez, en escucha permanente de la voluntad del Padre. Tu voz sigue resonando hoy en nuestros oídos: Haced lo que Él os diga;

Gracias María, por enseñarnos Humildemente, el Camino hacia tu Amado Hijo Jesús, en nuestras Catequesis.

Breve oración  a María
María, Madre de Jesús y Madre mía, ayúdame a conocerte mejor y Amarte más, como te conoce y te Ama tu Hijo Jesús, mi Dueño y Señor, para darte a conocer a cuantas personas me confíe la Iglesia, como merece ser conocida y Amada, la Madre de mi Señor.

Manuela González Aguilera
 

lunes, 7 de mayo de 2012

Textos para meditar



La Palabra de Dios está viva para el cristiano, desde la fe va tomando vida en su propia vida, según sus experiencias. He copiado textos de la Biblia, que para mí son importantes entre otros... para meditar.

Mateo 10, 1
Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda clase de enfermedades.

Mateo 10, 7-8
Id proclamando que el Reino de los cielos está cerca.
Curar enfermos, resucitar muertos, purificad leprosos, expulsar demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis.

Mateo 11, 10
He aquí que envío a mi mensajero delante de ti, que preparará por delante tu camino.

Jeremías 1, 10
Mira que he puesto mis palabras en tu boca. Desde hoy mismo te doy autoridad sobre las gentes... para derrotar el mal, para reconstruir  el bien...

Lucas 4,18
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor.
Manuela González Aguilera


La llave



Para mí fue un sueño, ¡Bendito sueño! Me transportó al Libro de los libros, con la “llave” para entrar en Él. Voy recorriendo personajes como yo misma, soy la “pasión”, “la cruz”,  el “nacimiento nuevo”, el silencio de Nazaret, la “samaritana” la “Magdalena”…

Continúo con la “llave”...

A quien la quiera, también se la das Señor, porque eres generoso con todos y nos Amas a cada uno en especial.

La “llave” es la Gracia de tu Amor y la “clave” reconocerse a sí mismo, un pobre pecador. Empezarás a nadar como pez en el agua, hay que nadar a fondo, sin cansarse, con fe, cuándo desanimes y creas que no vas a llegar acuérdate del Amor, lo conseguirás. Conseguirás llegar al centro y te reconocerás: soy el “discípulo Amado de Jesús.” Es maravilloso sentirse Amado, solo hay que dejarse llevar, Jesús mismo, la fe en Él, su Divino Amor, te guiará por donde tú sola, sería incapaz.

Reconoces que la Sagrada Escritura, no la entiendes, es tan difícil sola llegar. En vez de ir sola, le he dado todo a Jesús, juntos de la mano, estamos recorriendo en la vida, nuestra propia “biblia”, así es más fácil, a la misma Biblia, llegar.

No todos los personajes son de agradar, pero contigo no puedo Señor, tengo que reconocer aunque sienta vergüenza, que también soy Pilatos. ¿Cuántas veces me lavo las manos para no saber nada de Ti en el hermano, entregándote a tu propia suerte? Perdóname Señor.

También soy Herodes, cuántas veces aunque inconsciente “ahogo y mato” al “niño” que llevamos todos dentro. Es la inocencia pura, la mirada limpia, la ternura, la ingenuidad...

Gracias Señor, por mostrar en mí, también estos “retratos”.

Manuela González Aguilera



Algo nuevo


Hoy Señor he conocido algo más de Ti,
A través de la Palabra, Tu manera de enseñar.

Conocía de oídas las parábolas,
Sin embargo, hoy he escuchado algo nuevo.

Cuántas veces he leído o escuchado esta lectura de
Marcos 4,1-20

Enseñó mucho con parábolas como Él solía hacer”.
Estas palabras hoy: “Como Él solía hacer”
Tiene mucho significado para mí.
El Maestro enseña al discípulo,
Cuando éste, está preparado para aprender.
¡Cuánto nos complicamos, Señor!
¡Cuán difícil vemos una catequesis!
Tú la haces sencilla,
Desde la vida misma y las Escrituras.

Maestro, que los catequistas, 
Demos a conocer a Dios Padre, desde Ti,
Escuchando y meditando tu Palabra,
Con  tus parábolas y parábolas de la vida.

Enséñanos a comunicar tu Mensaje
de Salvación, a tu manera.

Manuela González Aguilera

En la palma de tu mano


En la palma de tu mano, está mi alma,
Embriagada de Ti,
Bebiendo de tu Fuente,
Para ser feliz y hacer felices a otros.
Amor más delicado, jamás conocí,
Qué queréis Señor, de mí. 

Manuela González Aguilera

Orando con la Palabra



1Pe. 1,15-16 "Antes bien, así como aquel que os ha llamado es santo, también sed santos vosotros en todo aspecto de vuestra manera de vivir, porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo"

Señor, en las Sagradas Escrituras, nos pides que seamos santos...
Creía, que era una Gracia para pocos, que hacían cosas grandes.
¿Cómo iba a pensar en la santidad personal... para mí? Impensable.
Orando contigo desde la Palabra, vislumbro que la santidad es una Gracia, a la que todos debemos aspirar y desear.
San Pedro, lo dice de una manera tan clara, que parece que fuese sencillo ser santos:”sed santos vosotros en todo aspecto de vuestra manera de vivir”

Sola, sé que no puedo nada, pero Contigo Señor, todo lo puedo.
Concédeme tu Gracia, para desear ser santa, y ser santa, en lo cotidiano de mi vida, sirviendo, como es tu deseo y el mío:
Servirte eternamente a Ti, en el hermano crucificado, para que a todos llegue, tu Mensaje de Salvación. 

Manuela González Aguilera

Mi vida, es un cielo...


Gracias, por todo lo bueno que haces en mí,
Mi vida es un cielo, desde que te conocí,
Si me faltas Tú, no tengo alegría, ni tengo salud.

Gracias, por ser el Escultor de mi vida,
Gracias, por quitar, las lascas de mi corazón,
Gracias, por ser mi Creador,
Gracias, por crearme a tu imagen y semejanza,
Gracias, por revelarme la Hermosura de tu Rostro,
Gracias, por Ser todo Bondad y Amor.

Gracias, por darme de beber de tu Sabiduría,
Gracias, por guiar mis pasos por el Camino de la Vida,
Gracias, por el don de la Paz,
Gracias, por el don de fortaleza,
Gracias, por la alegría que me regalas cada día,
Gracias, por ser para mí, FUENTE DE FELICIDAD.

Manuela González Aguilera